3 feb 2013

Si no duele lo suficiente es totalmente inútil.

No tengo prisa, puedo escribir algo más tarde.

Ya es algo más tarde, demasiado tarde. Escribo con los ojos cerrados, que es algo que he descubierto que se puede hacer con un teclado (con pílot es mucho más complicado). Cierro los ojos a la pantalla y a la vida, doy la vuelta a mi escritorio y dispongo las teclas del ordenador como me viene en gana. Las miro. Son oscuras. Abro los ojos y descubro que existen muchas teclas más, aunque yo únicamente utilice las letras y esa tecla vacía y alargada que anda por aquí abajo: el espacio. Despacio tecleo un espacio y otro y otro más. Espacio que se crea en mi subconsciencia y la adyacencia de la misma con mis impulsos desgastados es la que me obliga a mirar la pantalla para revisar las palabras que escribo. Si me viesen los vanguardistas... ¡Esto sí es escritura automática! ¡Hasta con los ojos cerrados!

Espacio y tiempo son dos expresiones que aluden al contexto en el que nos movemos. Un espacio sucio y corrompido. Un tiempo que se tambalea, que va rápido y después frena. Un contexto histórico que nos representa, y que a duras penas estudiarán los niños biónicos del siglo veintidós. 

Pensando en la utilidad de los sentimientos he descubierto que si algo no duele lo suficiente, es totalmente inútil, no sirve. Que sentir y doler son más parecidos de lo que pensamos. Que cuando hablamos de sentimientos sólo pensamos en dolor, en sufrimiento, angustia. Que nunca pensamos en los sentimientos de felicidad y alegría. Y es que para mí sentir es sinónimo de doler.

Ahí van un par de preguntas retóricas: ¿Es necesario sentir para vivir? ¿Es acaso imprescindible el dolor para demostrar la propia existencia? 



¿Cómo es posible que haya personas que olviden con tanta facilidad y que a otras nos quemen tanto los recuerdos? Esto creo que sí tiene respuesta. Es que si algo no se padece de forma precisa, es completamente inservible, insignificante. Y resulta que hay ciertos recuerdos que no duelen lo suficiente, y sin embargo, otros te destrozan la vida.

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