21 abr 2012

El meollo.

¡Premio! Yo solita acabo de entender el meollo de la cuestión. Vale, vale, quizá ha sido gracias a ti, por sacarme con sacacorchos lo que sé que no quiere salir. Bueno, al lío. Ahora entiendo todo. ¿Qué son 20 meses si lo comparamos con 20 años? Pues nada, eso digo yo: nada. Si fueron sólo 20 meses los que sentí ese calor, esa sensación de sentirse querida, es decir, de sentirse Amada (con mayúsculas, claro), ahora es cuando regreso a mi anterior situación. Cuando me sentía sola y "me daba igual". Eso es. Tengo que sentirme sola y aprender a que me dé igual. Eh.. No espera. Tengo que aprender a sentirme sola y que me dé igual... Uy no... ¡Ah! ¡Ya está! ¡Tengo que aprender a que me dé igual sentirme sola! Claro... Volviendo a citar a Julio: "La felicidad consiste en no ser feliz y que no te importe". Ea. Pues eso haré. Que no me importe.

Ya sé que la solución no es acostumbrarse. Pero por más vueltas que doy, es la única que veo. Pues las únicas veces que estoy bien, me pregunto por qué y la respuesta es "Te has acostumbrado a esta vida". Que al fin y al cabo no está tan mal. Simplemente es DIFERENTE. Y al mismo tiempo parecida a la que he llevado siempre. Eso es. ¿Qué cojones? Esta es mi vida de siempre, la rara ha sido la otra, la moñas, la de besitos y caricias y la de dormir acompañada. Esa vida no era la mía, ÉSTA SÍ. Así que ea. Con toda la tontería, he llegado yo solita (y con tu ayuda) al meollo de la cuestión. (Lo cual no quiere decir que pasado mañana no vuelva a escribir expresando lo triste y desolada que se encuentra mi supuesta alma. Que eso ya lo he intentado sin éxito. Ya sé que sólo sé escribir sobre esto. Y si no, pues no escribo. Y santas pascuas. Pero eso ya lo veremos...)


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